Santiago de Chile, 23 sep (PL) Sería difícil para los enamorados sustraerse de aquel memorable verso «Me gustas cuando callas porque estás como ausente» o la invención poética de América en Canto General: son ya 45 años de ausencia de Pablo Neruda.
Todavía no descansa en paz. Son muchos los indicios de que Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Neruda) pudo ser envenenado, muy probablemente por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet el 23 de septiembre de 1973.
Murió cuando todo estaba listo para su exilio en México, en el cuarto 406 de la Clínica Santa María de esta capital, el mismo donde nueve años más tarde falleció el expresidente Eduardo Frei Montalva, en un crimen ya corroborado por la justicia.
Y el adiós de Neruda no podía ser de otro estilo conforme a su personalidad. Había terminado a duras penas Confieso que he vivido, un delicioso relato de sus peripecias como escritor; seguía comprometido con la causa de la Unidad Popular.
El deceso de su amigo Salvador Allende, desbancado del poder por Pinochet, la persecución política contra la izquierda, de la cual formaba parte el Premio Nobel de Literatura dentro del Partido Comunista, hacía fija una idea: liderar un movimiento opositor desde México.
También se las ingeniaba en la Clínica para alejar a su tercera esposa, Matilde Urrutia con el pretexto de que buscara sus libros en la residencia de Isla Negra, con lo cual se facilitaría el encuentro con su último amor, Alicia Urrutia.
La sobrina de Matilde, inspiró poemas inéditos que a todas luces fueron escritos por Neruda. En uno de ellos no deja lugar a dudas de su pasión:
Para mi querida Alicia, apunta y luego retoza en sus palabras.
«En tus sueños nacen las olas azules/que guardo en este libro perdido/Yo colecciono tus lágrimas/Ellas vuelan a una caja que guardo en un jardín donde sólo llega tu sombra/Aquí está el árbol del olvido/de él saqué un trozo de madera para grabar tu nombre».
La verdad sobre su muerte
Apenas un detalle separa conocer la verdad sobre la causa de la muerte de Neruda, pero el incumplimiento de pagos del Estado de Chile a laboratorios internacionales impide concretar el paso.
En reciente entrevista exclusiva con Prensa Latina, Rodolfo Reyes Muñoz, sobrino del vate, lamentó que a 45 años del deceso del autor de Cien sonetos de amor, todavía no se pueda cerrar el capítulo de su desaparición física.
«Técnicamente, el juez Mario Carroza (encargado del proceso) necesita certezas del futuro pago a los laboratorios para ordenar la recogida de una muestra de tierra en la tumba de mi tío en la Casa-Museo de Isla Negra», explico Reyes Muñoz.
Laboratorios internacionales y prestigiosos peritos forenses de Canadá, Francia, Estados Unidos, España, Dinamarca y Chile descartaron por completo que el deceso del escritor fuese por caquexia cancerosa.
Más aún, quedó demostrado firmemente que el Certificado de Defunción del autor de Canto General del 23 de septiembre de 1973 fue falseado.
Reyes Muñoz, abogado de la familia en el caso, recordó que el II Panel Internacional Genómico-Proteómico efectuado en Santiago en octubre de 2017, determinó la existencia en un molar y en los restos óseos, la presencia de ADN de Clostridium Botulinum.
«Existe evidencia para sostener que es endógeno; ya los laboratorios de Dinamarca confirmaron el hallazgo efectuado en Canadá. Resta enviar las muestras de tierras para descartar que adquirió la bacteria accidentalmente», detalló el sobrino del vate.
Al abundar al respecto, indicó que la doctora perito Gloria Ramírez y un antropólogo darían el paso con una cadena de custodia y un protocolo especial hasta llevar la muestra a valija diplomática, con destino los laboratorios Mac Master de Canadá.
«Hay un compromiso del estado de Chile de honrar las deudas con esos centros científicos internacionales; nosotros esperamos un respuesta clara y precisa, porque deja muy mal parado al país», enfatizó al responder a Prensa Latina.